Desarrollo sustentable de los recursos energéticos

Nuestras sociedades modernas se basan en sistemas energéticos que requieren tener asegurado el acceso a fuentes de energía y poder disponer de ellas en el momento preciso, durante el tiempo que sea necesario. Toda actividad que implique el aprovechamiento de estos recursos debe llevarse a cabo de modo eficiente y responsable, cuidando el medio ambiente, en procura de un desarrollo sustentable.

A lo largo de la historia, los seres humanos han utilizado la energía del entorno para desarrollar y mejorar su calidad de vida. Toda actividad que implique el aprovechamiento de los recursos energéticos debe llevarse a cabo con la mayor responsabilidad posible, para promover el cuidado del ambiente.

Para entender la relación entre energía y ambiente, se utilizan tres variables que definen la calidad de un sistema energético:

• la seguridad, que implica tener garantizado el acceso a las fuentes primarias de energía, lo cual es fundamental para la soberanía y el desarrollo de las fuerzas económicas y productivas de un país;

• la disponibilidad del suministro de energía, en el momento preciso y por el tiempo necesario;

• la sustentabilidad, que es un valor que proyecta el desarrollo energético hacia el futuro. Esto significa que se deben utilizar los recursos de manera responsable y eficiente, con el objetivo de prevenir y minimizar los impactos ambientales, promover el uso racional de la energía y disminuir el consumo de los recursos naturales no renovables.

Los países deben tener garantizado el acceso a las fuentes de gas y petróleo porque, hasta el momento, los hidrocarburos son insustituibles para el funcionamiento del transporte, y resultan imprescindibles para mejorar la calidad de vida de las y los habitantes y sostener el crecimiento económico. Al mismo tiempo, se debe disponer de sistemas que permitan su traslado desde los centros de extracción a los lugares de consumo.
El desarrollo sustentable implica, en este caso, desarrollar los recursos de petróleo y gas de manera responsable, de acuerdo a las normas de seguridad y cuidado del medio ambiente. Por ejemplo, tanto en la perforación convencional como en la no convencional, para proteger los acuíferos y aislar las formaciones geológicas de la zona productiva, se insertan en el pozo varios caños de acero de gran espesor, llamado casing, y se cementan las paredes. De este modo, los hidrocarburos no entran en contacto con los acuíferos y no se corren riesgos de contaminación.
En nuestro país, el gas resulta una fuente de energía segura, disponible y sustentable, y se usa en una proporción mucho mayor que en el resto del mundo. En la Argentina representa el 52% de la matriz energética, mientras que en la mayoría de los países alcanza el 21%. Esto se debe a que la utilización del carbón es prácticamente nula, lo cual implica una gran ventaja desde el punto de vista ambiental, ya que el gas es un combustible más limpio que el carbón.
Otro ejemplo de fuentes de energía seguras y sustentables son las llamadas energías alternativas, que todavía no cumplen con la condición de disponibilidad. La energía solar no está disponible durante la noche y la eólica, cuando no hay viento. Para revertir esta situación y lograr una transición energética hacia fuentes renovables, deben existir sistemas de almacenamiento de energía que nos permitan superar estas limitaciones. La energía que nos llega diariamente del sol supera ampliamente las necesidades energéticas de nuestras sociedades. Por lo tanto, las energías renovables nos abren la posibilidad de lograr establecer un sistema energético sustentable. El desafío hoy es lograr avances tecnológicos que nos permitan mejorar la eficiencia de los dispositivos que convierten, por ejemplo, la energía solar y del viento en electricidad y lograr almacenarla para poder utilizarla cuando sea necesaria.
De todos modos, al igual que las energías tradicionales, las energías alternativas implican una transformación del entorno y suponen un impacto ambiental, como los embalses en las represas hidroeléctricas, la erosión del suelo por la producción de biocombustibles o los perjuicios lógicos del proceso de fabricación de los paneles solares.
Lograr un sistema energético global, que combine y complemente las distintas fuentes de energía, que garantice el acceso a todas las personas que habitan el planeta y que diversifique la matriz energética para alcanzar un equilibrio entre las variables de seguridad, disponibilidad y sustentabilidad, es un desafío que el mundo tiene por delante.